Una vez cuatro monjes que decidieron, que a modo de disciplina espiritual, mantener
un dia de silencio. De esa manera podían estar más enfocados y
concentrados, no gastar su energía en charla trivial o entrar en
discusiones inútiles.
Bueno, todo iba bien a lo largo del día. Ellos iban a hacer sus tareas sintiéndose muy virtuosos y mostrándose gran respeto mutuamente. Entonces, al atardecer, comienza a oscurecer, y uno de los monjes, que está muy ocupado preparando la cena, dice:
- "Alguien debería encender la lámpara".
El segundo monje se vuelve hacia él y le dice:
- "¡Has hablado!"
El tercer monje dice:
- "¡Callaos los dos!"
Y el cuarto monje dice:
-"¡Ahora soy yo el único que no ha roto el voto de silencio!"
Bueno, todo iba bien a lo largo del día. Ellos iban a hacer sus tareas sintiéndose muy virtuosos y mostrándose gran respeto mutuamente. Entonces, al atardecer, comienza a oscurecer, y uno de los monjes, que está muy ocupado preparando la cena, dice:
- "Alguien debería encender la lámpara".
El segundo monje se vuelve hacia él y le dice:
- "¡Has hablado!"
El tercer monje dice:
- "¡Callaos los dos!"
Y el cuarto monje dice:
-"¡Ahora soy yo el único que no ha roto el voto de silencio!"
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