El silencio tiene un sonido muy particular. Es profundo, esta lleno de símbolos y señales, es nuestra conciencia que nos habla desde nuestras propias entrañas. Los humanos no deberiamos necesitar grandes cantidades de palabras para expresarnos. El sonido del silencio, aunque parezca una paradoja, retumba mucho más que el ruido que nos rodea. Las palabras regeneradoras, nacen del silencio. Porque el verdadero silencio no procede de la turbación, de la vergüenza o de la culpa, sino que denota paz y plenitud. Las palabras tienen poder para crear comunión y vida nueva, cuando encarnan el silencio del que brotan. Las palabras que usamos para defendernos o para ofender a otros, no brotan normalmente del silencio. Hemos de advertir, sin embargo, que el silencio impuesto crea hostilidad y resentimiento. El silencio es ante todo una palabra del corazón que hace crecer la caridad. Con todas sus insuficiencias, la sociedad hoy habla, grita, debate y se manifiesta. Lo hace en las calles, en la prensa, en la radio y la TV, en las redes, en los diarios, en los libros, en los debates, en las redes sociales... ante todo esto es dificil escuchar el sonido del silencio, que viene desde el interior y que nos acerca a esa paz "divina", en la que todos queriamos vivir
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