Estuvimos hablando de los diferentes razas de alienigenas que colonizaban la Tierra y como existía a su vez una raza de "humanos" que era totalemente desconocida: "Los Infraterrestres" estos no son viajeros de otra galaxias si no que habian vivido con los humanos desde sus origenes, pero siempre en el interior de la Tierra.
Yo queria saber como llegar a ellos, el me contestó que muchos creian que solo existían dos entradas hacia el centro de la Tierra. Pero era evidente que había algunas entradas más en diferentes partes, pero que no era fácil de llegar a ellas debido a la profundidad en que se encontraba cada una de ellas, pero posiblemente algunas especies conocían la ubicación de estas puertas para entrar a el interior de la Tierra.
Cómo era posible que esas especies, pudieran conocer... lo que los humanos más inteligentes no sabian encontrar. Me contesto la respuesta es fácil, el ser humano ha perdido el gen de la supervivencia ante un cataclismo natural, el humano inventó las guerras para conquistar terreno, riquezas no para sobrevivir. Mientras que las especies, seres mentalemente inferiores, podían reconocer y sentir cuando estaban en peligro.
Cada minuto estaba aprendiendo más sobre el paneta que seria mi hogar durante los próximos años, mucho más de lo que había aprendido en Gildor y que me habian intruido los espiritus gobernantes.
Presentía sensaciones extrañas, ideas obsesivas, sentimientos acerca de mi espiritu hasta entonces desconocidos, parecía como si unos hilos invisibles movieran mi consciencia y mitigaran mis miedos ante la desconocida misión que me había llevado a este planeta inospito para mi.
Me propuso que si queria saber más sobre la humanidad le acompañara para iniciar un proceso de transmisión cerebral...
De repente me encontre en un lugar extraño. La sala era fría, blanca y aséptica. Me vi tumbado en una camilla, inmovilizado de pies y manos. En mi cabeza habían colocado una corona de transmisión de datos, con la que los "doctores" volcarían una serie de datos en mi cerebro, los datos estaban contenidos en una cápsula cerebral.
Estaba nervioso, inquieto, la garganta se secaba a una velocidad increible y mi pulso seguía aumentado por segundos. No lo hyabía meditado mucho antes de dar este paso, y finalmente, después de pensarlo concienzudamente mientras miraba a los doctores, llegue a la conclusión que se me ofrecía una oportunidad única. La oportunida de conocer aún más a los seres humanos, con los que iba a convivir bastantes años. La vida que me esperaba, si este experimento tenía éxito, sería probablemente muy diferente a la que me habían asignado los Gobernantes de Gildor, y con toda seguridad, más imprevisible.
Faltaban segundos para iniciar el proceso de transmisión, mis músculos estaban en tensión, respiraba con dificultad, los segundos se hacian eternos. El equipo "médico" estaban realizando los preparativos previos. Tittë Pityem que asi se llamaba mi desconocido interlocutor, era el jefe del proyecto, me mira a través de la pantalla de cristal y me brinda una sonrisa lacónica... ¿Estas preparado?
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