Os
voy a contar una pequeña historia puede ser que en su día la mismìsima
Sherezade se la contara al Califa, en una de aquellas 1001 noches.
Hace
muchos años, en un pequeño sultanato vivía un sultán poderoso. Su
Alcazar era una verdadera fortaleza contruida con mármol y oro. Sus
subditos conocían de su ira, pero le respetaban.
Sólo tenía una debeliddad, su hija Shara
Shara
era la mujer más hermosa que había en el sultanato. Su hermosa
caballera negra como el azabache y dos ojos negros, profundos,
errantes... Pero muy tristes.
La
tristeza provenía de su padre. Ningún pretendiente era lo
suficientemente bueno para Shara. No lo eran ni el Califa de Bagdag, ni
el Emir de Kuwait... Muchos jovenes habían intentado acercarse a Shara,
pero uno a uno fueron rechazados por el poderoso sultan. Las pruebas que
les pedía eran imposibles de realizarse, por lo que uno a uno quedaba
demostrado no era lo suficientemente válido para Shara
Shara
a pesar de su rico encierro tenía amigos. Amigos de muchas partes del
mundo, incluso de tierras para ella desconocidas. Claro que si estaba
encerrada... ¿Cómo podía tener esos amigos?
Pues
gracias a unas amigas, las palomas. Día a día enviaba unas cuantas...
Todas ellas con mensajes de amor para aquellos desconocidos, que ella
sabía que tambíen la querían. Había demasiada melancolía y amor en
cada uno de aquellos mensajes... En ellos había puesto el corazón y
aquellas palomas blancas, repartian como el viento por doquier los
mensajes.
Los
amigos pensaban que alguien así, solo podía ser un angel caido del
mísmisimo cielo. A pesar de su situación en sus mensajes siempre habían
un rayito de esperanza. Eran únicos como ella.
Algunos días, el Sultán cortaba ese contacto con el mundo exterior. No por nada en particular, sino por
que creía que algún pretendiente podría apartarla de él. Y tenía miedo a
que rompiesen su gran corazón. No comprendiendo que tal vez aquello, le
alejaba más de ella.
Shara
soñaba con aquel caballero que la liberara de sus doradas cadenas y
suspiraba por que ese día tan lejano llegase y que un caballero le diese
una sola rosa y que la amase tanto como ella estaba dispuesta a dar.
¿Quien sería aquel caballero? ¿sería lo suficientemente valiente como para desafiar al sultan?
Y a fe que aún espera a su principe azul. Aún espera esa rosa y que alguien le ofrezca su corazón.
Llegará ese día?
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