Una flor de cinco pétalos,
lentamente deshojé,
buscaba una respuesta en sus pétalos
y en los sépalos
la encontré.
No son los colores, ni su número,
ni un sí o un no,
no son las gracias ni los encantos
de la delicada flor,
ni estructuras que se mezclen
en el ritmo de esta canción,
ni la magia, ni la sintética vida
que escapan en el telón.
No se aprende,
no se compra,
no se vende
ni se agota,
no necesita espacio,
ni el tiempo le importa,
y del agua, ni una gota
necesita su valor.
Es tan simple, tan sencillo,
que casi basta
con la palabra amor.
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